Yo miro el sol que en cumbres brilla, y el eco silvestre que brota. Sus cables dorados buscan las flores, la risa del agua que alarga sus risas, y envuelven en corazón la vida.

Las flores apuntan entre lo nuevo, y reverdecen las sombras, el murmullo del río se acerca como canto, y en cada hoja, el amor eterno se desliza como una eternidad silenciosa.

Las selvas son sabias y antiguas, y el bosque guarda ecos pasados, el silencio te abraza con murmullos tiernos que surgen de los sueños de luna que narra entre las estrellas su destino.

  • Tomás de Iriarte